Algunas ideas que sirven de base para elaborar leyes que mejoren la actual política económica:
1) Respecto a la política agropecuaria, se debe apuntalar a incentivar la producción que genere mayor valor agregado, es decir mayor cantidad de puestos de trabajo. Eso tiene que ver con productos que, ya sea para consumo interno o para la exportación, tengan un proceso de industrialización y elaboración. En ese sentido, no es un buen ejemplo la soja, y hay que diversificar. Hay que apoyar más a la industria láctea, la de la carne, los aceites, la forestación, las frutas y todos los derivados que surgen de allí.
2) El modo de incentivar ese tipo de producción es a través del crédito estatal, a través de la capacitación tecnológica, y a través de una política tributaria diferenciada (menor carga de impuestos para quienes más inviertan en generación de empleo)
3) La mejor herramienta tributaria para lograr esto es el impuesto a las ganancias. Se debiera instrumentar una mayor eficiencia en su recaudación, y a la vez implementar alícuotas diferenciales para las sociedades (hoy solo existen para las personas físicas). Esas alícuotas diferenciales, que en su punto máximo debieran poder llegar al 50 % en el caso de grandes ganancias, podrían bajarse en el caso de que quien tienen grandes ganancias las invierta en nuevas fuentes de trabajo.
4) Con el esquema anterior, a medida que suba la recaudación por el impuesto a las ganancias, se podría ir bajando paulatinamente las retenciones, y a su vez aplicando fondos estatales para financiar proyectos productivos.
5) La redistribución del ingreso vendrá por una parte como consecuencia de la reinversión productiva de las ganancias mencionadas antes, y además por que el Estado, a la hora de financiar proyectos productivos, con los fondos provenientes del impuesto a las ganancias, dará preferencia a los proyectos que generen mayor empleo y que distribuyan ganancias entre los trabajadores.
6) Las actuales retenciones debieran bajarse rápidamente para los pequeños productores. Pero para los medianos y grandes sólo se deberán bajar en la medida que se incremente la recaudación proveniente del impuesto a las ganancias. Es decir gradualmente, y sin quitarlas del todo.
7) El mejor modo de proteger el salario real, frente a un posible aumento de los productos alimenticios por aumento de precios internacionales, debiera ser una ley que garantice un salario mínimo atado a la canasta básica familiar (por encima de la linea de pobreza), es decir que se ajuste automáticamente ante la suba de los alimentos.