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Seminario de capacitación política

Las tesis del Nuevo Humanismo

 

  • Introducción

 

 El presente estudio aborda un tema fundamental para la formación y para la acción del militante humanista:​​ las tesis del Nuevo Humanismo. El conocimiento, la internalización y el manejo de las tesis permiten encuadrar cualquier tema con la visión humanista.

El interés que mueve al equipo de capacitación política es que el militante incorpore la doctrina y se desenvuelva con autonomía.

El ejercicio de las Tesis es el adecuado para comenzar a ser un humanista, es decir, alguien cuya conducta va logrando una coherencia con los valores que sustenta la doctrina.

La Declaración de Principios y la Bases de Acción Política del Partido Humanista son dos materiales breves directamente vinculados con nuestro tema de estudio. Son su aplicación en el terreno político y las consideramos un ejemplo práctico.

Los materiales. A continuación expones las tesis tal cual fueron adoptadas por el primer Congreso de la Internacional Humanista en Florencia, Italia, el 6 de enero de 1989.

La Declaración de Principios y las Bases de Acción Política son las mismas que se presentaron en aquel foro internacional y, anteriormente, a los juzgados electorales en la República Argentina en ocasión de solicitar la legalidad para el PH como partido de distrito y a nivel nacional.

El material auxiliar que utilizamos es un didáctico trabajo producido y publicado en 1983, titulado "Ampliación de los 20 puntos de doctrina" (Nélida Rey, Edicor, 1983).

El método. El estudio requiere un mínimo de esfuerzo atencional (actitud) que puede ser favorecido o dificultado por diversos factores. Hemos elegido una metodología simple que suma, al esfuerzo personal, factores agradables que facilitan la labor, como el ambiente humano (trabajo en grupos), el recurso didáctico (guía de preguntas), el intercambio colectivo (trabajo conjunto) y la aplicación práctica.

Hemos desarrollado este trabajo con resultado satisfactorio procediendo del siguiente modo: a) se realiza una brevísima introducción explicando el objetivo y la forma de trabajo; b) se da lectura a la guía de preguntas; c) se integran grupos de 3 a 5 personas y se asumen funciones: lector, secretario, sintetizador; d) se estudian las tesis y el material “Ampliación de los 20 puntos” atendiendo a responder la guía de preguntas; e) se hace una lectura en grupo del trabajo producido; al término de cada pregunta el coordinador del seminario da su versión; f) se estudia la Declaración y las Bases, relacionándolas con las Tesis; g) se realiza un intercambio grupal.

El trabajo práctico consiste en relacionar un tema de actualidad, según la información de los medios masivos, con las Tesis fijando la postura del humanismo sobre el particular. El trabajo se hace en grupo y se contrasta en un trabajo final conjunto.

Conviene efectuar dos cortes de 15 minutos.

El seminario se puede realizar en 4 o 5 horas dependiendo de la agilidad del grupo, el tiempo real de las pausas, la puntualidad de los asistentes, la disponibilidad de materiales, etc.

​​ El equipo​​ de capacitación está integrado por Héctor O. Méndez, Nélida Rey, Danilo Marello y es coordinado por Luis Ammann. Está abierto a sugerencias e incorporaciones.

Los producidos se están editando electrónicamente por Luis Nadde y próximamente circularán en papel.

La bibliografía. El material de consulta es, además del citado “Ampliación de los 20 puntos...”, el seminario “La opción humanista”, por Luis Ammann y Nélida Rey, edición del Partido Humanista, 1984.

 

  • Las Tesis

 

El ser humano, antes de ponerse a pensar respecto a sus orígenes, o su destino, etc., se encuentra en una determinada situación vital. Situación que no ha elegido. Así, nace sumergido en un mundo natural y también social, plagado de agresiones físicas y mentales, que registra como dolor y sufrimiento. Y se moviliza contra los factores agresivos tratando de superar el dolor y el sufrimiento.​​ 

A diferencia de otras especies, la humana es capaz de ampliar sus posibilidades corporales mediante la producción y utilización de instrumentos de "prótesis" (en su etimología: pro = delante y thesis= posición).

Así es que en su accionar contra los factores dolorosos, produce objetos y signos que se incorporan a la sociedad y que se trasmiten históricamente. La producción organiza a la sociedad y, en continua reglamentación, la sociedad organiza a la producción. Este, desde luego, no es el mundo social y natural de los insectos, que trasmiten su experiencia genéticamente. Este es un mundo social que modifica el estado natural y animal del ser humano.

En este mundo, nace cada ser humano. Un mundo en que su propio cuerpo, es parte de la naturaleza y un mundo no natural, sino social e histórico. Es decir, un mundo de producción (de objetos, de signos), netamente humano. Un mundo humano en el que todo lo producido está "cargado" de significación, de intención, de para qué‚. Y esa intención está lanzada, en última instancia, a superar el dolor y el sufrimiento.

Con su característica ampliación del horizonte temporal, el ser humano puede diferir respuestas, elegir entre situaciones y planificar su futuro. Y es esta libertad la que le permite negarse a si mismo, negar aspectos de su cuerpo, negarlo completamente como en el suicidio, o negar a otros.

Esta libertad ha permitido que algunos seres humanos se apropien ilegítimamente del todo social. Es decir, que nieguen la libertad y la intencionalidad a otros seres humanos, reduciéndolos a prótesis, a instrumentos de sus propias intenciones. Allí está la esencia de la discriminación, siendo su metodología la violencia física; económica; racial y religiosa.

Necesariamente, aquellos que han reducido la humanidad de otros seres humanos, han provocado, con esto, nuevo dolor y sufrimiento, reiniciando en el seno de la sociedad la antigua lucha contra la naturaleza, pero ahora contra otros seres humanos convertidos en objetos naturales.

Esta lucha no es entre fuerzas mecánicas, no es un reflejo natural. Es una lucha entre intenciones humanas y esto es, precisamente, lo que nos permite hablar de opresores y oprimidos, de justos e injustos, de héroes y cobardes. Esto es lo único que permite rescatar la subjetividad personal y es lo único que permite practicar con sentido la solidaridad social y el compromiso con la liberación de los discriminados, sean estos mayorías o minorías.

A estas alturas, se impone una definición del ser humano. No bastará decir: “el hombre es el animal social”, porque otros animales también lo son. Será incompleto definirlo como fabricante de objetos, poseedor de lenguaje, etc. Para el Humanismo, “el hombre es el ser histórico, cuyo modo de acción social transforma a su propia naturaleza".

Si admitimos esta definición, tendremos que aceptar que puede transformar también, su propia constitución física... Y así está sucediendo: comenzó con prótesis externas y hoy las​​ est introduciendo en su propio cuerpo. Está cambiando sus órganos. Está interviniendo en su química cerebral. Está fecundando in vitro, y ha comenzado a manipular sus genes.

Reconociendo que todo ser humano se encuentra en situación y que esta situación se da en el mundo de lo natural (cuyo exponente más inmediato es el propio cuerpo), al par que en el mundo social e histórico; reconociendo las condiciones de opresión que algunos seres humanos han establecido en el mundo, al apropiarse del todo social, se desprende una ética social de la libertad, un compromiso querido de lucha no solo contra las condiciones que me producen dolor y sufrimiento, sino que lo provocan a otros. Porque la opresión a cualquier ser humano es también mi opresión. Su sufrimiento es el mío y mi lucha es contra el sufrimiento y aquello que lo provoca.

Pero al opresor no le basta con encadenar al cuerpo. Le es necesario llegar más lejos: apropiarse de toda libertad y de todo sentido, por tanto, apropiarse de la subjetividad.

Por lo anterior, las ideas y el pensar, deben ser cosificadas por el Sistema. Las ideas "peligrosas" o "sospechosas" deben ser aisladas, encerradas y destruidas como si se tratara de gérmenes contaminantes.

Vistas así las cosas, el ser humano debe reclamar también su derecho a la subjetividad: a preguntarse por el sentido de su vida y a practicar y predicar públicamente sus ideas y su religiosidad o irreligiosidad. Y cualquier pretexto que trabe el ejercicio, la investigación, la predica y el desarrollo de la subjetividad... que lo trabe o lo postergue, muestra el signo de la opresión que detentan los enemigos de la humanidad.

Las siguientes Tesis, constituyen los basamentos más amplios sobre los cuales ha de montarse el cuerpo sistemático de ideas al que anticipadamente llamaremos "Doctrina Humanista".

Las Tesis, no parten de una "idea", o de una creencia de la realidad. Parten de la analítica de la vida humana en cuanto existencia, es decir: particularidad concreta.

Este comienzo, que es más bien la dirección inicial de todas nuestras tesis, no impide que se pueda llegar a un sistema muy amplio de comprensión, tal cual sucede con aquellas ciencias que no parten de axiomas.

Desde el punto de vista lógico, defendemos la metodología de la analítica existencial y la oponemos a toda Lógica anterior que pretenda pasar por inferencia de lo general a lo particular, ya que si no se tienen datos de lo particular, no se puede enunciar universales que los comprendan.

Retomamos, en este punto, la interpretación de las proposiciones categóricas, según la cual las proposiciones particulares tienen carácter existencial, al tiempo que las universales son su negación.

Tesis 1. La existencia humana se da en el mundo. En él comienza, se desarrolla y concluye. Por tanto, no se puede suponer una dirección, una razón o un sentido previo (a la existencia), sin contradecir lo anterior.

Tesis 1.1. La existencia humana comienza con el nacimiento, con la apertura de la intencionalidad al mundo, como primer paso de libertad del condicionamiento natural. En este sentido, antes del nacimiento, no se puede hablar con rigor de "existencia humana".

Tesis 2. Entendemos por "mundo", a todo aquello distinto al propio cuerpo. Sin embargo, el existente, considera a su cuerpo como parte del mundo. Cuerpo y mundo, son lo dado, lo fáctico, lo natural.

Tesis 2.1. La naturaleza no tiene intenciones propias. Ni el cuerpo, ni el mundo, poseen conciencia separada. Atribuir una finalidad a la naturaleza puede ser un artificio de comprensión, pero no se deriva legítimamente de este planteo.

Tesis 2.2. No obstante, el mundo en que se nace, es también un mundo social, constituido por intenciones humanas.

Tesis 2.3. Solo tiene intención la sociabilidad del mundo. Lo natural es susceptible de ser intencionado, “humanizado”. Por cierto que lo social es agente y paciente de humanización, de sentido.

Tesis 2.4. La existencia humana está abierta al mundo y opera en él intencionalmente. Inclusive puede negarlo radicalmente mediante el suicidio y la destrucción. La existencia puede nihilizar al mundo (y, por tanto al cuerpo, a la naturaleza y/o a la sociedad), o humanizar al mundo.

Tesis 2.5. Por consiguiente, la existencia humana es libertad en tanto afirmación o negación del mundo. La intencionalidad humana permite afirmar o negar condiciones y, por tanto, no ser simple "reflejo" de ellas.

Tesis 3. Lo social es historicidad. De este modo, el ser humano es historia personal y social y no "naturaleza" humana. La naturaleza afecta al cuerpo humano y no a la intencionalidad, que es lo que define a lo humano.

Tesis 3.1. Es desde la libertad, donde el ser humano elige aceptar o negar las condiciones sociales en que nace, se desarrolla y muere.

Nadie puede existir sin confrontarse a las condiciones sociales en que vive, y nadie puede dejar de elegir entre ellas. La no elección entre condiciones, es también elección. Los resultados de la elección, no confirman ni invalidan tal hecho.

Tesis 3.2. En la confrontación con las condiciones sociales surge la noción de historicidad que se comprende como precediendo y sucediendo a la propia existencia. Así, la actividad social es continuo enjuiciamiento de la historia y es compromiso hacia el futuro más allá de la muerte personal.

Tesis 3.3. La existencia humana se desarrolla entre contradicciones que ponen en lo social y lo personal, las condiciones históricas.

Tesis 3.4. La contradicción tiene su correlato personal, en el registro de sufrimiento. Por ello, frente a condiciones sociales de contradicción, el ser humano individual identifica su sufrimiento con el de los conjuntos sometidos a las mismas condiciones.

Tesis 4. La contradicción social es producto de la violencia. La apropiación del todo social por una parte del mismo, es violencia y esa violencia está en la base de la contradicción y el sufrimiento.

La violencia se manifiesta como despojo de la intencionalidad del otro (y, por cierto, de su libertad); como acción de sumergir al ser humano, o a los conjuntos humanos en el mundo de la naturaleza.

 

Tesis 4.1. Las distintas formas de violencia (física, económica, racial, religiosa), son expresiones de la negación de lo humano en el otro.

Tesis 5. En el campo de las relaciones interpersonales, la objetivación del otro; la negación (o apropiación) de todos o algunos aspectos de su intencionalidad, es factor de sufrimiento. En todos los casos, hay opresores y oprimidos, discriminadores y discriminados.

Tesis 6. El sufrimiento personal y social, debe ser superado por la modificación de los factores de apropiación ilegal y violenta que han instalado la contradicción en el mundo. Esta lucha por la superación del sufrimiento, da continuidad al proceso histórico y sentido al ser humano, ya que afirma su intencionalidad negada por otros.

Tesis 6.1. La lucha por la humanización del mundo (natural y social), se acumula y desarrolla en sus resultados como progreso. Pero el hecho de que las sociedades no se encuentren en un mismo esquema y proceso de desarrollo, sino en vías diferentes de progreso, hace que las condiciones de liberación estén siempre a la mano y no en un lejano futuro en el que se den supuestas "condiciones objetivas".

Tesis 7. Finalmente, la muerte parece imponer su naturalidad a la intencionalidad del ser humano y con su facticidad, por ahora ineludible, aparenta destruir todo futuro y toda libertad. Es la rebelión frente a ese hecho definitivo y frente a la enfermedad, la desigualdad y la injusticia, lo que da coherencia a la vida humana. No hay necesidad lógica alguna, dentro de estos planteamientos, que obligue al ser humano a aceptar el triunfo de lo absurdo de lo natural, sobre la intencionalidad y la libertad.

Es por ello que las ideologías dominantes, han considerado a los nativos oprimidos como "naturales"; a los obreros explotados como "fuerza de trabajo"; a las mujeres relegadas como "procreadoras"; a las razas dominadas como zoológicamente "inferiores"; a los jóvenes desposeídos de los medios de producción como sólo proyecto, caricatura, inmadurez de hombres plenos; a los pueblos latinoamericanos y africanos como evolutivamente incompletos, como "subdesarrollados"... y así siguiendo.

  • Ampliación de los 20 puntos de doctrina

 

Como el título lo señala, este producido es una ampliación de los “20 Puntos de Doctrina para la conformación de una ideología”. Para su elaboración nos hemos apoyado, entre otros en los siguientes materiales:

 

- Puntos de ​​ Doctrina para la conformación de una ideología.

- Charlas de Mario sobre ese tema específico.

- Conferencia de Silo en la 8va. Feria Internacional del Libro.

- Acerca de lo humano, escrito de Silo.

 

 

 

Nélida Rey.

          ​​ ​​​​ Córdoba, 1.10.83

 

 

La convocatoria que hemos planteado hasta hoy ha sido para individuos; las explicaciones del mensaje que hemos dado han sido de carácter doctrinario, generales. Tomando el ejemplo de la linterna, la hemos tenido abierta en la mayor amplitud de foco, y ahora nos disponemos a ir reduciendo tal amplitud de mensaje para focalizar el haz de luz. Trabajando con la mayor amplitud de foco, el mensaje era abstracto; la complejidad de este limitaba su comprensión a un número reducido de personas y casi constantemente debíamos esforzarnos en explicarlo. Ahora, cuando reducimos la amplitud y focalizamos se produce mayor comprensión y por mayor número de gente. Por otra parte, como dicha focalización atiende, además de a la doctrina, a los intereses de las personas, a estas les parece que tiene que ver con lo que ellas perciben como intereses más “concretos”. (No es lo mismo militar a favor del mejoramiento del costo de la vida, o la reducción de los precios -cosas precisas, concretas-, que militar a favor de la vida, por ejemplo. En estos planteos tan amplios, tan doctrinarios, no por eso menos verdaderos -todo lo contrario-, se produce un desfasaje de franja en la relación con el medio.)

Es decir que pasamos de una militancia filosófica (doctrinaria), a otra coyuntural. Ahora no explicamos qué es La Comunidad, sino qué quiere La Comunidad. Tal cambio de táctica favorece la reproducción, ya que abandonamos la emisión del mensaje a individuos para dirigirla a los conjuntos humanos.

Si queremos llevar nuestra doctrina a los conjuntos, tenemos que tener aptitud para traducir los puntos de interés doctrinario a una suerte de ideología. Iremos traduciendo la Doctrina (lo general) a ideología (lo táctico), y bajando de planteo, trataremos de fundar también una ideología general de carácter mundial, con adaptaciones tácticas a las naciones y subadaptaciones a las regiones, provincias, etc., según sea necesario.

Cuando hablamos de signo ideológico estamos hablando de una especie de pertrecho de ideas que tienen que ver con la militancia concreta. Cuando en cambio hablamos de doctrina, hablamos de un planteo muy general y por lo tanto muy poco preciso.

Antes de entrar a considerar los “Puntos de doctrina utilizables para la conformación de una ideología”, o Tesis del humanismo1, será conveniente que pongamos en claro ciertos términos como son: a) Doctrina, b) Teoría y c) Ideología.

Doctrina: es un ​​ cuerpo sistemático de ideas. Tiene gran amplitud conceptual y, por lo tanto, poca especificidad. Una doctrina puede ser cerrada, en cuanto su sistemática no se modifica por los datos de la realidad. Puede ser abierta, en tanto su sistemática se amplía con el aporte de datos de la realidad. Esto último ocurre con la ciencia, por ejemplo, que sin perder su valor de sistema, puede desarrollarse progresivamente

Las doctrinas cerradas se atienen a algo y lo sostienen pase lo que pase. Así, si el caso es con Adán y Eva, por ejemplo, no importa que aparezca Darwin. Desde luego que aún dentro de las doctrinas cerradas hay distintos grados y hay distintas mentalidades. En las doctrinas religiosas hay exponentes que, aunque las doctrinas sean cerradas, tratan de aceptar el embate que va presentándoles la realidad; que tratan de adaptarse. Ese es el caso de Teilhard de Chardin, quien aceptó datos de la ciencia y los tradujo a su religión. Podemos decir, sin equivocarnos, que las doctrinas religiosas son, en general, doctrinas cerradas. Muchas doctrinas filosóficas son, también, doctrinas cerradas.

El caso de la ciencia es el caso de una doctrina abierta, ya que va admitiendo e incorporando nuevos datos sobre la realidad. Si bien no es lo mismo una ciencia del siglo XV que del siglo XX, esta conserva su identidad como cuerpo sistemático. No es lo mismo un desarrollo científico de hace quinientos años que el de hoy. No obstante, la ciencia que empezó a ponerse en marcha, incorporó datos de la realidad. Se fue modificando internamente y de todos modos podemos hablar de una tradición científica; es la misma ciencia que ha seguido ampliando su doctrina. Hay ciertas cosas que caracterizan a la ciencia y no obstante irse modificando por el aporte de los datos de la realidad, sigue conservando su​​ carácter. Es decir que la doctrina de la ciencia tiene ciertos puntos claves que hacen que sea ciencia y no brujería, por ejemplo.

Las doctrinas son un punto de vista genérico sobre el mundo (aparecen a veces confundidas con filosofías: la doctrina freudiana, por ejemplo), y no tiene por qué exigir ninguna militancia.

Las ideologías, en cambio, aparecen confundidas con argumentaciones ligadas a lo político-social, y tienen un fuerte componente de militancia, de acción social.

Teoría: es una descripción y explicación de hechos que pueden demostrarse sistemáticamente (por ejemplo, nuestra teoría psicológica).

Se puede elaborar una teoría sin que tenga gran vuelo conceptual ni la amplitud de una doctrina. Las teorías pueden ser particulares, como la teoría de la relatividad, o nuestra teoría psicológica que se refiere al caso particular del funcionamiento del siquismo, donde hay ejercicios, ejemplos, demostraciones, puntos de vista que se confrontan.

La teoría es, entonces, un cuerpo de conocimiento sobre un ámbito de objetos.

Ideología: es una descripción y explicación de hechos formulada con intereses militantes específicos. Las ​​ ideologías político-sociales son las más características. Se usa también “ideología” en sentido despectivo, señalando a un conjunto de ideas que enmascaran y ocultan la realidad con el fin de servir a intereses de militancia. Una ideología no requiere de la consistencia de una teoría, ni de la amplitud ni sistemática de una doctrina.

Se parece a la teoría en cuanto describe y explica hechos; pero lo característico en ella es el interés militante de operar en el mundo. (Marx decía: “Hasta ahora la filosofía ha tratado de interpretar el mundo…, pues bien, importa desde ahora transformarlo”. Contrapone una filosofía especulativa, de interpretación, a una filosofía como instrumento para la transformación del mundo, para hacer cosas.)​​ *​​ 

En cuanto a las ideologías “mentirosas”, se las reconoce porque operan un poco como los prestidigitadores, es decir que muestran por acá y sacan por allá.

Las ideologías a veces pierden precisión a favor del contacto con las personas y del hacer cosas. Pero lo que sí debe exigirse de una ideología, si es que hay una doctrina detrás, es que sea consecuente con esa doctrina, que no sea contradictoria.

Hagamos ahora algunas precisiones en relación con nuestra doctrina:

¿De dónde parte nuestra doctrina?​​ Nuestra doctrina no parte de una “idea” de la realidad, o del supuesto de la concordancia entre idea y realidad. Nuestra doctrina parte de una analítica de la vida humana en cuanto existencia. es decir, particularidad concreta. Ese comienzo no impide que se pueda llegar a un sistema muy amplio de comprensión, tal cual sucede con aquellas ciencias que no parten de axiomas.

Nuestra doctrina parte de la vida del ser humano en el mundo. No sabemos bien qué cosa es el ser humano; no sabemos bien en qué mundo le ha tocado vivir; no sabemos bien si hay un dios que maneja las cosas; no sabemos si eso sirve a un proceso de evolución; eso a lo mejor es así, pero nosotros no lo podemos afirmar; nos parece más interesante ver qué pasa con la vida humana, con la existencia; y esto no nos impide llegar a una sistemática más amplia de comprensión. Tal cual sucede con aquellas ciencias que no parten de axiomas. En el caso de las ciencias, hay ciencias que parten de axiomas. Por ejemplo, se da un supuesto, un axioma: el principio de no contradicción que dice que un ser no puede contradecirse a sí mismo, es decir, no puede ser y no ser al mismo tiempo. Se da esto por supuesto y no es necesario demostrarlo. Hay otras ciencias, en cambio, que no parten de axiomas, sino que​​ empiezan a investigar y a construir en base a los datos de la realidad. Nosotros nos parecemos más a estas últimas.

Hay doctrinas que parten de supuestos, como por ejemplo “Dios hizo al hombre”. El punto de partida es ese, y si vamos a hablar del hombre, dentro de ese contexto, hay que partir de que el hombre se hizo a imagen de Dios. Se parte de una idea sobre el hombre; esta es una creencia. Aquí no se parte del hombre y de su existencia. Se parte de otro señor, y después viene el hombre.

Otro ejemplo es este: “el mundo es un desorden, es un azar; en el camino se arma un cierto orden que llamamos naturaleza y después se marcha hacia la entropía universal, hacia el desorden”. Esto también es parte de una idea: el mundo es energía en transformación, el mundo es materia en evolución. Son todas ideas que se tienen sobre las cosas. Otros dicen: “yo no sé bien ni qué es el mundo, ni qué es el hombre, pero yo sé que trabajo con la razón, y con la razón me va bastante bien. Gracias a la razón podemos ir construyendo cosas que funcionan, es decir que tiene que haber una equivalencia entre las ideas y las cosas. Parece que hay una relación entre razón y mundo y se trabaja con esa idea: la idea de la concordancia entre la razón y las cosas.

Nuestra doctrina no parte de una idea de la realidad, o del supuesto de la concordancia entre la idea y la realidad, sino que parte de la analítica de la existencia, de la vida humana.

He aquí algunos puntos, separados de la sistemática general, presentados con el objetivo que anuncia el título del presente trabajo.

1. La existencia humana se da en el mundo. En él comienza, se desarrolla y concluye. Por tanto, no se puede suponer una dirección, una razón, o un sentido previo (a la existencia) sin contradecir lo afirmado respecto a que la doctrina parte de la existencia.

Son distintas las consecuencias ideológicas si se parte de que la existencia se da en el mundo, a que si se parte de que tal existencia comienza antes. Si esto se lleva a algo concreto como es el debate en torno al tema del aborto, tema que estamos tomando sólo como ejemplo, alguien que parte de que la vida humana comienza antes del nacimiento va a tener una postura. Alguien que piensa que la vida humana se da en el mundo, va a tener otra postura.

La existencia humana se da en el mundo. En él comienza, se desarrolla y concluye. Nosotros comenzamos con que la vida humana se da en el mundo y después esto, que siga o no siga, es tema a estudiar.

Desde el planteo no se puede suponer una dirección, una razón o un sentido previo a la existencia, sin contradecir lo afirmado respecto a que la doctrina parte de la existencia. Si se parte de la existencia, a lo mejor después, en su desarrollo, se descubre un sentido, o se descubre una precedencia, etc., pero en el desarrollo, y no partiendo de allí. Es distinto afirmar que alguien en su desarrollo existencial puede descubrir un sentido que precede o trasciende la existencia; pero no partimos de ahí.

2. Entendemos por "mundo", a todo aquello distinto al propio cuerpo. Sin embargo, el existente, considera a su cuerpo como parte del mundo. Cuerpo y mundo, son lo dado, lo fáctico, lo natural

Si preguntamos a alguien ¿qué es el mundo?, nos dirá: “… y bueno… las cosas, qué sé yo…, los árboles, la tierra, los edificios, las personas…”. está bien, es correcto. Entendemos por mundo a aquello distinto al propio cuerpo. Todo aquello que no es el propio cuerpo es mundo. Sin embargo, el existente, el ser humano, el que existe, considera a su propio cuerpo también como parte del mundo. El mundo es todo lo que no es esto (el propio cuerpo), pero y esto ¿qué es? ; esto también se da en el mundo. A los otros les pasa lo mismo con uno. El propio cuerpo está incluido en el mundo, pero uno considera mundo a todo aquello diferente al propio cuerpo, y también puede considerar a su cuerpo como parte del mundo. Tanto el cuerpo como el mundo son lo natural, lo fáctico, el hecho, lo dado, lo que está ahí.

El ser humano se incluye a sí mismo en el pensar, en vez de reflejar o pretender reflejar objetivamente la realidad.

Ya Sócrates, que incluye su propio ser en el pensar, se niega a reducir al ser humano a una entidad cualquiera. El hombre no es un ente, sino un existente. No es una sustancia susceptible de ser determinada objetivamente.

3. La naturaleza no tiene intenciones propias. Ni el cuerpo, ni el mundo, poseen conciencia separada. Atribuir una finalidad a la naturaleza puede ser un artificio de comprensión, pero no se deriva legítimamente de este planteo. La naturaleza no tiene intenciones propias. Los árboles no tienen intenciones propias. Ni el cuerpo, ni el mundo poseen conciencia separada. Nadie se muere y el cuerpo sigue haciendo cosas.

Intencionalidad es la referencia constante de un acto a un objeto, y esto es propio de la conciencia humana y no de la naturaleza ni del cuerpo.

4. No obstante, el mundo en que se nace, es también un mundo social, constituido por intenciones humanas.

Por ejemplo, voy caminando por el medio de un campo y veo una piedra, un cactus, un mundo natural; sigo caminando y en el medio del campo hay un edificio de quince pisos. ¿Quién lo puso ahí? El mundo en que se nace es más que nada un mundo social, construido por intenciones humanas. No piedras que caen, terremotos que se producen, volcanes que se levantan. Un terremoto mata mil personas, es una tragedia. Distinto a ese hecho ​​ natural es otro en donde personas matan a otras personas. Eso no es un desastre. Es una intención…; aunque destructiva, es una intención.

El ser humano, en su proceso de construirse, puede engendrar el ámbito que le permitirá comprenderse a sí mismo y a su situación con los demás y con el mundo.

5. Solo tiene intención la sociabilidad del mundo. Lo natural es susceptible de ser intencionado, “humanizado”. Por cierto que lo social es agente y paciente de humanización, de sentido.

La intencionalidad se abre paso frente a la resistencia de “lo natural”, de lo fáctico, de lo dado, moldeándolo. Por otro lado, lo social también moldea lo intencional (hay una montaña, y ¿cómo hacemos? hacemos un camino y pasamos, o hacemos un túnel y pasamos la montaña).

También lo social actúa sobre mí, tanto como lo natural, igual que la ley de gravedad. Lo social actúa sobre mí, me moldea, me forma, y actúo en realimentación sobre lo social; no es simplemente que lo social actúa sobre lo ​​ social y ahí se termina. Lo social actúa sobre los individuos y los conjuntos humanos. Hay una realimentación continua de intenciones.

El libro​​ El Paisaje Interno​​ considera al paisaje humano como presentado en el mundo de lo natural y por ello, precisamente, se lo menciona así, como paisaje. Sin embargo, el mundo social y humano aparece más allá de la observación ingenua como básicamente un mundo histórico, no natural; y la conciencia humana, del mismo modo, como sin naturaleza, sino por lo contrario, de existencialidad histórica. Por ello, develar el sentido histórico del ser humano y comprender que en la estructura temporal de su conciencia están los elementos del sufrimiento, es desobjetivar al hombre y precisamente, humanizarlo en el mejor de los sentidos.

El mundo objetal puede ser modificado y transformado por el hombre, pero en tanto él mismo no se considere en devenir y transformación, sus objetos serán portadores de su falta de sentido y nihilizarán al mundo.

6. La existencia humana está abierta al mundo y opera en él intencionalmente. Inclusive puede negarlo radicalmente mediante el suicidio y la destrucción. La existencia puede nihilizar al mundo (y, por tanto al cuerpo, a la naturaleza y/o a la sociedad), o humanizar al mundo.

La existencia humana está abierta al mundo, es decir, a los seres humanos. Hubo quienes decían que el ser humano era una especie de cosa cerrada, que no se podía conectar uno con el mundo. No es así. Esencialmente el ser humano está abierto al mundo, quiera o no quiera. Podrá cerrar las persianas, pero esencialmente es un ser abierto al mundo. No depende de que quiera o no quiera. Está lanzado al mundo y además está lanzado al mundo de un modo abierto. Él actúa sobre las cosas y las cosas actúan sobre él. Él actúa sobre lo social y lo social actúa sobre él, le guste o no le guste. Así es que la existencia humana está abierta al mundo y opera en él intencionalmente. Inclusive puede negar al mundo radicalmente mediante el ​​ suicidio y la destrucción. La existencia puede nihilizar al mundo, negarlo (y por tanto al cuerpo, a la naturaleza y/o a la sociedad). Puedo suicidarme y negar mi propio cuerpo, o destruir una estructura social, o un conjunto de seres humanos, o hacer un desastre en el mundo de la naturaleza, hacer un desastre ecológico, un desastre social, o negar, nihilizar mis acciones; puedo hacer todo eso con más o menos éxito y puedo también humanizar al mundo.

Cuando la base de creencias de una sociedad, y por lo tanto de sus individuos, termina identificada con lo fáctico, la objetivación de todo producto humano y del ser humano mismo se instala triunfalmente; y esta nihilización lleva en sí la destrucción de todo lo que toca.

7. Por consiguiente, la existencia humana es libertad en cuanto afirmación o negación del mundo. La intencionalidad humana permite afirmar o negar condiciones y, por tanto, no ser simple "reflejo" de ellas.

Si fuera solo reflejo no podría negar. Lo intencional permite no aceptar las condiciones o el ser reflejo de ellas.

Si hay una condición de opresión, por ejemplo, puedo negar las condiciones de opresión. En ello manifiesto mi libertad. La cosa puede salir mal, pero ese hecho de éxito o fracaso no invalida el hecho de la elección. Mi libertad de optar está siempre en juego, independientemente de los resultados; es más, parece que no pudiera escapar de ellos. Por lo tanto, la existencia humana es libertad en cuanto afirmación o negación del mundo; y en ella el hombre permanentemente tiene que optar o decidir lo que va a hacer. Cada uno lo hace y decide, también, lo que va a ser. La libertad no es algo que tenemos, sino más bien algo que vamos siendo.

En este sentido Engels afirmaba que los hombres hacen su historia basándose en condiciones reales anteriores (caracteres adquiridos, modos de trabajo, de vida, etc.); pero los hombres mismos y no las condiciones hacen la historia. Así, los hombres se van liberando de sus servidumbres.

Si en el ser humano existe la libertad de elegir, entonces es posible modificar las condiciones en su mecánico desarrollo. En​​ El Paisaje Interno​​ se afirma la libertad de la vida humana. Es más, se dice que su sentido es por esencia libertad y que esta libertad rechaza el absurdo y la noción de la realidad de lo dado. Por otra parte, la noción de la realidad se modifica de acuerdo a la óptica con que es observada. Pero uno de los errores más notables es el de tomar la realidad de acuerdo a mi visión, sin reconocer que tal visión existe.

La intencionalidad humana permite afirmar o negar condiciones y por tanto, no ser simple reflejo de ellas. Por ejemplo: como la sociedad en que vivo es machista, entonces usted vaya a la cocina… total, yo soy reflejo de las condiciones que existen; además tengo que admitir esas condiciones. No, no las admito, no acepto tales condiciones; no admito ser simple reflejo de condiciones como si yo fuera un objeto de la naturaleza…; mis intenciones no están de acuerdo.

8. Lo social es historicidad. De este modo, el ser humano es historia, social y personal y no "naturaleza" humana. La naturaleza afecta solamente al cuerpo humano y no a la intencionalidad, que es la que define a lo humano.2

El ser humano no es cosa, es historia.

La noción de historicidad parte de la existencia y en ella surge. Surge de la confrontación con lo social. No parte de una doctrina que dice: el mundo es historicidad. Partimos de la existencia y luego decimos que en ella surge la noción de historicidad. Esta noción está arraigada a la noción de temporalidad.

El ser humano, entonces, es historia social y personal. Historia personal: mi papá, mi tío que murió; cómo era yo cuando era niño, que me pasó esto y lo otro. Historia social: un lenguaje, una forma de vida, ciertos gestos, una cierta forma de actuar. Entonces sucede que nazco en Biafra y es una cosa; nazco en Argentina, y es otra cosa.

El ser humano es historia personal y social, y no naturaleza humana; y no cosa, río ni volcán. No es un bólido que cae, sino una saeta que vuela hacia los cielos.

Supongamos que un ser humano muere. Ese ser humano, desafortunadamente muerto, cuyo cadáver veo, cuyo cuerpo veo, no es un ser humano; es el cuerpo de lo ​​ que fue un ser humano, con su actividad y con sus intenciones. Es un cuerpo, es la naturaleza que venció al cuerpo, es lo natural, sujeto a descomposiciones. La naturaleza afecta solamente al cuerpo y no a la intencionalidad, y esto define lo humano.

Ideológicamente podría decirse que ya que el individuo y la sociedad no pertenecen al mundo de lo fáctico, ya que no tienen naturaleza sino que se develan en su historicidad, la muerte no impide que las acciones realizadas contribuyan al desarrollo del futuro humano.

9. Es desde la libertad donde el ser humano elige aceptar o negar las condiciones sociales en que nace, se desarrolla y muere. Nadie puede existir sin confrontarse a las condiciones sociales en que vive, y nadie puede dejar de elegir entre ellas. La no elección entre condiciones, es también elección. Los resultados de la elección no confirman ni invalidan tal hecho.

El valor del acto libre no se confirma por el resultado, sino por su intención de libertad, de donde surge.

Puedo aceptar o no aceptar; o puedo aceptar de cierto modo: de cierto modo sí, de cierto modo no. En todo momento el ser humano elige. Aunque se haga el distraído y mire para otro lado, está eligiendo: yo no tengo nada que ver. Sí, de todos modos está eligiendo. Incluso el cínico, que dirá: para qué elegir, si total…, o el nihilista, o el exitista, también están eligiendo.

Si hay una condena para el ser humano, es que está condenado a elegir permanentemente.

10. ​​ En la confrontación con las condiciones sociales surge la noción de historicidad que se comprende como precediendo y sucediendo a la propia existencia. Así, la actividad social es continuo enjuiciamiento de la historia y es compromiso hacia el futuro más allá de la muerte personal.

La noción de historicidad se halla arraigada a la de temporalidad: antes de que yo naciera parece que había cosas; y tengo la impresión de que si me muero, el mundo en cuanto tal, seguirá independientemente de mi muerte.

La confrontación social se expresa como: “si el gobierno no hubiera…”, o bien: “si mi papá hubiera sido…”, o “si el dinero destinado a las armas fuera…”

El enjuiciamiento de la historia puede expresarse: “si Napoleón no hubiese sido tan burro, no hubiera muerto tanta gente”, o “si tal no hubiera hecho ese desastre, la situación…”. Esto que hoy sucede tiene que ver con no sé qué década en la que pasó tal cosa, y esto otro no tiene antecedentes; gente que actuó y creó condiciones en el mundo en que yo nací y que ya venía mal barajado; y esto que los padres piensan dejar a sus futuros hijos: “Yo desapareceré, y qué será el mundo en que nazcan mis hijos… y entonces yo ¿tendré o no tendré hijos? Porque el mundo que viene…”. Todo esto es enjuiciamiento de la historia y es un compromiso hacia un futuro más allá de la muerte personal.

También frente a la muerte y al fracaso surge la noción de condiciones previas y posteriores. En el mundo social no hay acto moral aislado que comience y termine en el individuo, sino que siempre implica a otros en su ejercicio y sus consecuencias.

11. La existencia humana se desarrolla entre contradicciones que ponen en lo social y lo personal, las condiciones históricas.

Contradicciones personales, por ejemplo: que yo digo una cosa, que el otro dice otra; o bien, yo quiero ir en una dirección, el otro no, forzamos un poco, y bueno, el otro va a todos lados, pasan los años, la cosa se complica, las traiciones en lo personal y en lo interpersonal…, contradicciones de intenciones humanas.

Podemos hablar de condiciones previas, que pautan, de algún modo el desarrollo de la existencia humana; condiciones que el hombre puede variar con el ejercicio de su intencionalidad. Por otra parte, podemos también hablar de las condiciones -personales, interpersonales, sociales- que crean los actos humanos. En este sentido es válido recordar el principio de acumulación de las acciones: “Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna, ya nada podrá detenerte”.

En este contexto es válido recordar que la conciencia humana es una estructura temporal (pasado-presente-futuro), donde prima la protensión.

12. La contradicción tiene su correlato personal en el registro de sufrimiento. Por ello, frente a condiciones sociales de contradicción, el ser humano individual identifica su sufrimiento con el de los conjuntos sometidos a las mismas condiciones.

El problema no es con la contradicción, sino con su correlato: el sufrimiento. La lucha es con ese correlato. Este registro no termina en mí, sino que me solidarizo con otros.

Es decir que el punto está en el sufrimiento humano y no en el choque de fuerzas mecánicas. No estamos luchando porque hay contradicciones, sino porque hay contradicciones que generan sufrimiento.

La contradicción, decimos, tiene su correlato personal en el registro de sufrimiento; por ello, frente a condiciones sociales de contradicción, el ser humano individual identifica su sufrimiento con el de los conjuntos sometidos a las mismas condiciones.

Puede suceder que ustedes vean perseguida una minoría, a la que se niega su libertad, su desenvolvimiento; ustedes pueden no pertenecer a esa minoría, y sin embargo pueden solidarizarse con ella; podrían hacer una acción conjunta y plegarse a sus fuerzas. El punto sería solidarizarse con esas condiciones de sufrimiento, o no. No se trata sólo de que se perciba el sufrimiento de otros, sino que se lo registre formando parte del conjunto.

13. La contradicción social es producto de la violencia. Esta violencia se manifiesta como la acción de sumergir al ser humano, o a conjuntos humanos en el mundo de la naturaleza, despojándolos de intencionalidad (y, por cierto, de libertad)

Negar la libertad a otro es convertirlo en objeto de nuestras intenciones sin respetar sus deseos y necesidades.

“En tanto registre del otro su presencia “natural”, el otro no pasará de ser una presencia objetal, o particularmente animal. En tanto esté anestesiado para recibir el horizonte temporal del otro, el otro no tendrá sentido más que en cuanto para-mí. La naturaleza del otro será para-mí. Pero al construir al otro en un para-mí, me construyo y me alieno en mi propio para-sí”.

“Quiero decir: “Yo soy para-mí” y con esto cierro mi horizonte de transformación”.

“Quien cosifica se cosifica, y con ello cierra su horizonte”.

La apropiación está a la base de la violencia, que es expresión de la negación de la intencionalidad, de lo humano, en el otro.

Proudhon decía: “La propiedad es un robo”. Pero ​​ no se trata sólo de eso, sino que se trata de la violencia que se ejercita al negar mi intencionalidad y afirmar la del otro; y yo soy, en ese caso, una especie de cosa que debe admitir la situación.

14. Las distintas formas de violencia (física, económica, racial y religiosa), son expresión de la negación de lo humano en el otro.

Con la idea de “naturaleza” se han justificado numerosas deslealtades hacia el ser humano. Por ejemplo: porque los nativos de un lugar eran diferentes a los conquistadores de otro lugar, fueron llamados “naturales”, o aborígenes. Porque las razas presentaron algunas diferencias morfológicas o rudimentarias, fueron asimiladas a diferentes naturalezas dentro de la especie humana y así siguiendo. Razas distintas, sexos distintos, posiciones sociales distintas, estaban establecidas dentro de un orden supuestamente natural que debía conservarse de modo permanente.

15. La apropiación del todo social por una parte del mismo, es violencia y está a la base de la contradicción y el sufrimiento.

Que una mayoría se apropie del todo es serio, pero que una minoría se apropie del todo social, ya es grave. Además, desde el punto de vista lógico, es una ilegitimidad lógica. De todos modos, no es éste un problema de lógica; es violencia, y está, como tal, a la base del sufrimiento humano.

A la apropiación de una parte sobre el todo la podemos ver no sólo en lo social, sino también en lo interpersonal.

16. En el campo de las relaciones interpersonales, la objetivación del otro; la negación (o apropiación) de todos o algunos aspectos de su intencionalidad, es factor de sufrimiento. En todos los casos, hay opresores y oprimidos, discriminadores y discriminados. La contradicción interpersonal debe interpretarse en el contexto social en que se vive.

En las relaciones interpersonales la objetivación del otro podría expresarse, por ejemplo en: “Calla, si tú no piensas”, o “En este tema no te metas”. En estos casos no hay relación de colaboración, sino relación de dominio y/o destrucción, en la que una de las partes convierte a la otra en objeto de sus intenciones, sin respetar sus necesidades y deseos.

El hecho de que estas contradicciones se den en ciertos contextos sociales, y la necesidad de interpretarlas dentro de sus respectivos contextos, no implica la alienación a esas circunstancias, ni implica negar la posibilidad de elección, es decir de accionar modificando, transformando esas condiciones, ya que lo esencial en el ser humano es el cambio, la historia, la transformación.

17. El sufrimiento personal y social, debe ser superado únicamente por la modificación de los factores de violencia que han instalado la contradicción. Esta lucha​​ por superar el sufrimiento da unidad al ser humano, ya que afirma su intencionalidad negada por otros.

El sufrimiento social y personal pueden superarse, en tanto los factores de violencia que lo han provocado desaparezcan como tales.

En la lucha por superar el sufrimiento, en la acción frente a la contradicción -que niega su libertad y su dirección-, el ser humano se integra. La unidad del ser humano es capaz de superar la contradicción.

No hay moral que pueda asentarse valederamente en la imposición de lo fáctico sino que, por lo contrario, debe admitir la libertad, la posibilidad de elegir entre un acto y otro. En este caso, una nueva moral puede justificarse al comprender que la producción de actos contradictorios o unitivos encadena a las posteriores acciones en una dirección -sufriente o felicitaria. Como por otra parte se ha destacado el paradigma del acto de unidad en la ayuda a otros para su liberación del dolor y el sufrimiento, aparece claro que en el mundo social no hay acto moral aislado.

18. La lucha por la humanización del mundo (natural y social), se acumula y desarrolla en sus resultados como progreso. En ese progreso se abre paso la intencionalidad, superando el dolor y el sufrimiento.

Progreso es lo que contribuye activamente a la superación del sufrimiento: no es una cosa abstracta. Es la acumulación y desarrollo, en sus resultados, de la lucha por la humanización del mundo.

El progreso implica proceso, movimiento (se contrapone a lo estático), trascendencia de sí, desarrollo.

Para Sartre, “el hombre es definido en su proyecto”, al ejecutar los actos para su realización, en un movimiento progresivo en el que se van incorporando valores nuevos, teniendo en cuenta las condiciones de las que se ha partido.

Para Ortega y Gasset, el progreso es una cuestión de decisión. La vida tiene que decidir en todo instante lo que va a ser, lo que hace de la vida un proyecto en cada momento concreto.

19. Pero el hecho de que las sociedades se encuentren en distinto nivel de desarrollo, no implica un equivalente desarrollo de las condiciones de liberación.

Distinto nivel de desarrollo no impide ni puede postergar condiciones de liberación.

La tendencia en algunos será decir: “Ustedes todavía están en la etapa feudal, así que para que puedan liberarse van a tener que pasar por la etapa pre-industrial, después la industrial, y cuando lleguen a la situación nuestra… Y como nosotros ya lo hicimos, ustedes tienen que aprender de nosotros.”

Así es que en EE.UU., como en Biafra, como en Panamá, como en Sudamérica, como en Argentina, o donde ustedes quieran, la condición de liberación la pone la intencionalidad humana en la lucha por la superación del dolor y el sufrimiento, y no supuestas condiciones escalonadas de desarrollo social.

20. Finalmente, la muerte parece imponer su naturalidad a la intencionalidad del ser humano. Es la rebelión frente a ese hecho definitivo lo que da unidad definitiva al existente. No hay necesidad lógica alguna, dentro de este planteo, que obligue al ser humano a aceptar el triunfo de lo absurdo de lo natural, sobre la intencionalidad y la libertad.

Una cosa es decir que la muerte anonada al cuerpo y otra que determina el anonadamiento del ser, pero si por la ilusión naturalista se identifica al mundo de lo dado con el mundo humano de modo definitivo, en esa creencia estará la raíz del sufrimiento y, por lo tanto, la nihilización del futuro.

Finalmente la muerte: así que después de todo esto, de que la intencionalidad del ser humano transformaba la naturaleza, transformaba al mundo, transformaba al propio cuerpo (me falta un brazo y me pongo una prótesis; mi ojo no alcanza a ver muy lejos, entonces hago un microscopio o un telescopio; y si no puedo andar bajo el agua, fabrico un submarino; y esta pobre fuerza que tengo, ahora se convierte en un tractor, en una topadora; todas prótesis humanas), modificaba las condiciones sociales, toda esa cosa poderosa de la intencionalidad que surge en el absurdo del mundo, todo esto, parece que desaparece con la muerte y se impone nuevamente la naturaleza, se impone el absurdo de la muerte.

Es la rebelión contra este hecho definitivo la que da unidad definitiva al existente.

Si partimos de otro planteo, va a haber problemas. Pero si partimos del desarrollo de este planteo, no hay ninguna necesidad lógica que obligue al ser humano a aceptar el triunfo del absurdo de lo natural, sobre la intencionalidad y la libertad.

La rebeldía debe tender a la liberación final; y aunque esta no se vislumbre, debe seguir actuando para impedir toda falsa reconciliación.​​ 

 

 

 

 

 

 

  • 25 Preguntas Acerca de ​​ Las Tesis del Nuevo Humanismo

 

1.¿Qué es una tesis?

2.¿Qué es una teoría?

3.¿Qué es una ideología?

4.¿Qué es una doctrina?

5. ¿De dónde parte nuestra doctrina?

6. ¿Dónde se da la existencia humana?

7.¿Cuándo comienza la vida humana?

8. ¿Qué entendemos por mundo?

9. ¿Qué es la intencionalidad?

10. ¿Cómo está constituido el mundo?

11. ¿Qué papel cumple lo social frente a la intencionalidad?

12. ¿Es el ser humano algo acabado?

13. ¿Qué características definen al ser humano?

14. ¿Desde dónde se elige?

15. ¿De dónde surge la noción de historicidad?

16. ¿En qué marco se desarrolla la existencia humana?

17. ¿Cómo registra el individuo la contradicción?

18. ¿Qué lleva a la contradicción social?

19. ¿Cuáles son las diferentes formas de violencia?

20. ¿Cuál es la relación entre violencia y propiedad?

21. ¿Cómo se cosifica a otro?

22. ¿Cómo se supera el sufrimiento personal y social?

23. ¿De dónde surge la noción de progreso?

24. ¿La liberación depende de condiciones objetivas?

25. ¿Qué da coherencia a la vida humana?

 

1

​​ Una tesis, según la definición más común, es una afirmación o proposición que se sostiene y fundamenta con razonamientos lógicos.

*

 ​​​​ En esta línea Kierkegaard decía: “La filosofía no es especulación, sino decisión; no es descripción de esencias, sino afirmación de existencias.”

2

​​ “¿Qué define a lo humano en cuanto tal? Lo define la reflexión de lo histórico-social como memoria personal. Todo animal es siempre el primer animal, pero cada ser humano es su medio histórico y social y es, además, la reflexión y el aporte a la transformación o inercia de ese medio.”

“El medio para el animal, es el medio natural. El medio para el ser humano, es medio histórico y social, es transformación del mismo y por cierto, es adaptación natural a las necesidades inmediatas y a las de más largo plazo.”

“Esta respuesta diferida del ser humano, frente a los estímulos inmediatos, este sentido y dirección de su obrar respecto de un futuro calculado (o imaginado), nos presenta una característica nueva frente al sistema de ideación, de comportamiento y de vida de los exponentes animales.”

“La aplicación del horizonte temporal de la conciencia humana, permite a ésta retardo frente a los estímulos y ubicación de ésta en un espacio mental complejo, habilitante para el emplazamiento de deliberaciones, comparaciones y resultantes fuera del campo perceptual inmediato.”

“En otras palabras: en el ser humano no existe "naturaleza" humana, a menos que esta "naturaleza" sea considerada como una capacidad diferente a la animal, de moverse entre tiempos fuera del horizonte de percepción. Dicho de otro modo: si hay algo "natural" en el ser humano, no lo es en el sentido mineral vegetal o animal, sino en el sentido de que lo natural en él es el cambio, la historia, la transformación.” (Acerca de lo Humano, Silo).

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