Declaración de Principios

Qué sistema, qué nación, qué pueblo, qué organización escapa hoy a la crisis general?

En todas partes filtra el nihilismo, la desocupación, la inflación, la violencia, la tortura, la persecución y la muerte.

En esta emergencia, el Humanismo da respuesta a fin de organizar las relaciones sociales desde y para el ser humano. Esa respuesta es compromiso social que se efectiviza en la formación del Partido Humanista.

Si en otras épocas el Humanismo reaccionó contra el oscurantismo y los regímenes autoritarios haciendo alborear la ciencia y proponiendo formas progresivas de organización social, en el momento actual aquella gloriosa candidez ha madurado, cobrando identidad y conciencia de sus limitaciones y posibilidades.

El Humanismo hoy, parte de la existencia humana y no de teorías que plantean la realidad del mundo precediendo a la vida humana.

El Humanismo no acepta las explicación de las filosofías anteriores en el sentido de que sean necesarias una metafísica, una sociología o, por último, una historiología para dar cuenta de la existencia humana. Todo lo contrario, es sólo a partir de la existencia humana, vívida y concreta, desde donde se puede organizar una visión científica del mundo.

No satisface al Humanismo de hoy la tesis cientificista sin fundamento existencial, ni la superchería de una supuesta “naturaleza humana” que determina hacia lo bueno o hacia lo malo.

Y bien, ¿cuáles son los puntos capitales del Humanismo con referencia al hecho social?

Son los siguientes:

  1. El mundo en que se nace es un mundo social, constituido por intenciones humanas.
  2. Sólo tiene intención la sociabilidad del mundo. Lo natural es susceptible de ser intencionado, “humanizado”. Por cierto que lo social es agente y paciente de humanización, de sentido.
  3. La existencia humana es libertad en cuanto afirmación o negación del mundo. La intencionalidad humana permite afirmar o negar condiciones y, por tanto, no ser simple reflejo de ellas.
  4. Lo social es historicidad. De este modo, el ser humano es historia personal y social y no “naturaleza” humana. La naturaleza afecta al cuerpo humano y no a la intencionalidad que es la que define lo humano.
  5. El ser humano decide aceptar o negar las condiciones sociales en que nace, se desarrolla y muere. Nadie puede existir sin confrontarse a las condiciones sociales en que vive, y nadie puede dejar de elegir entre ellas. La no elección entre condiciones, es también elección. Los resultados de la elección no confirman ni invalidan tal hecho.
  6. En la confrontación con las condiciones sociales ,surge la noción de historicidad que se comprende como precediendo y sucediendo a la propia existencia. Así, la actividad social es continuo enjuiciamiento de la historia y compromiso hacia el futuro, más allá de la muerte personal.
  7. La existencia humana se desarrolla entre condiciones sociales y personales impuestas por las condiciones históricas. Tales condiciones son insalvables pero no deriva de ellas ningún tipo de necesidad histórica.
  8. La contradicción tiene su correlato personal en el registro de sufrimiento. Por ello, frente a condiciones sociales de contradicción, el ser humano individual identifica su sufrimiento con el de los conjuntos sometidos a las mismas condiciones.
  9. La contradicción social es producto de la violencia. Esta violencia se manifiesta como la acción de sumergir al ser humano, o a conjuntos humanos en el mundo de la naturaleza, despojándolos de intención y, por cierto, de libertad.
  10. Las distintas formas de violencia son expresión de la negación de lo humano en el otro.
  11. La apropiación del todo social por una parte del mismo es violencia y esa violencia está en la base de la contradicción y el sufrimiento.
  12. El sufrimiento personal y social pueden ser superados únicamente por la modificación de los factores de violencia que han instalado la contradicción.
  13. La lucha por la humanización del mundo (natural y social), se acumula y desarrolla en sus resultados, como progreso. En ese progreso se abre paso la intencionalidad, superando el dolor y el sufrimiento.

El Humanismo adhiere a una metodología descriptiva e interpretativa que tenga a la reflexión de lo inmediato de la existencia como punto de partida de su desarrollo ulterior. En tal sentido, aspira a una metodología verdaderamente científica. Por otra parte, en la práctica social, aspira a cumplir con el logro de reivindicaciones mediante la lucha por medio de una metodología no-violenta.

El surgimiento del Partido Humanista no es una irrupción insólita, sino el correlato necesario de respuesta a la crisis de creciente deshumanización social.

Poner en pié al Partido en cada país será, sin duda, un trabajo particular pero estará en la tónica común de Humanizar la Tierra.