Economía Mixta y Propiedad Participada de los Trabajadores en el contexto nacional e internacional

En el marco de la capacitación política impulsada por la Secretaria de Capacitación Política del Partido Humanista Distrito La Pampa el pasado viernes 24 se realizó el primer encuentro del 2012 con la presencia del Dr. Guillermo Sullings.  Aquí va el texto completo de la conferencia:

Economía Mixta y Propiedad Participada de los Trabajadores en el contexto nacional e internacional

Presentación general

Para que esta presentación, en una materia tan compleja como la economía, no se extienda más allá de los tiempos previstos, trataremos de desarrollar los temas en general, para intentar acercarnos a una captación integral de la problemática, luego trataremos de profundizar en algunos aspectos que nos parecen relevantes para la acción puntual. Y de todos modos citaremos y pondremos a disposición algunos materiales como anexos a esta charla, que servirán para profundizar en varios de los tópicos.

Comenzaremos entonces por comentar el panorama general de la economía mundial, tratando de comprender las raíces de la crisis; luego plantearemos la necesidad de contar con un nuevo sistema económico alternativo como instancia superadora al capitalismo. Analizaremos también el caso particular de nuestra región en general y de Argentina en particular, para finalmente intentar orientarnos en lo que se podría hacer en nuestro país para avanzar hacia una Economía Mixta.

Las raíces profundas de la crisis mundial

Es común escuchar o leer acerca de las causas de esta crisis mundial, iniciada a fines del 2007 con epicentro en USA, quien aún no se recupera de la misma, y que hoy tiene en vilo a toda Europa. Se habla mucho de las burbujas especulativas, de la irresponsabilidad de los banqueros y de muchos gobernantes, y uno de los principales debates es sobre si la salida de la crisis será a través de la ortodoxia de los ajustes, o si será a través de políticas que promuevan el crecimiento. Pero rara vez se escucha poner en tela de juicio al propio sistema capitalista: en el mejor de los casos se dice que la especulación financiera que generó la burbuja y produjo la crisis, es una desviación o malformación del sistema capitalista, siendo que, en nuestra opinión, tal especulación financiera no es más que un subproducto propio del mismo sistema capitalista. Porque es precisamente la matriz distributiva del capitalismo la que lleva a la acumulación de riqueza en pocas manos, a la consecuente generación de excedentes financieros que buscan una rentabilidad mayor a la del sistema productivo, alimentando así la especulación financiera, y derivando eso en la acumulación de poder en la Banca. Un poder que en las últimas décadas ha venido disciplinando al poder político, logrando que los gobiernos tomen decisiones tendientes precisamente a acelerar el proceso de concentración de la riqueza, en un círculo vicioso que precipitó el colapso. Poder que en los últimos tiempos ya ni siquiera se disimula, y se hace ostensible, tanto si miramos los recursos que destinaron los gobiernos al salvataje de los bancos, o cuando vemos quienes son los que realmente toman las decisiones ante la crisis europea, o quienes directamente asumen el gobierno, como en el caso de Italia.

Ese capitalismo, que luego de la segunda guerra mundial, parecía recapacitar con respecto a la matriz distributiva, alentando las políticas keynesianas y el estado de bienestar, a partir de los 80 aprovechó las debilidades de los modelos estatistas para hacer resurgir su verdadera naturaleza a través del Neo-liberalismo. Mediante el proceso de globalización, las multinacionales fueron desplazando las diversas etapas productivas hacia países con bajo costo laboral y gran flexibilización en el mercado del trabajo. La distribución del ingreso a favor de las ganancias empresariales y en detrimento de los salarios fue aumentando la brecha, y el modo que se encontró para mantener los niveles de consumo de las poblaciones, fue el crédito; esto produjo el creciente endeudamiento de las personas, de las empresas y de los gobiernos, y el consecuente enriquecimiento de la Banca.

Esta agudización en la inequidad en la distribución del ingreso, y al apalancamiento del consumismo irracional mediante el crédito usurero, no hizo otra cosa que alimentar las sucesivas burbujas, que al ir estallando desnudaban la inviabilidad del sistema, que solamente se volvía a cubrir provisoriamente con otra burbuja mayor, hasta que estalló la última. Y esto seguirá así hasta tanto no se resuelva la última raíz del problema, que es la regresiva matriz distributiva, intrínseca al sistema capitalista. Desde luego que no se resolverán las crisis con ajustes que empobrecen aún más a las poblaciones; pero tampoco alcanzará ya con las recetas keynesianas aplicadas por los estados más progresistas, porque resultarán totalmente insuficientes para revertir el plano inclinado de la dinámica capitalista, que concentra los recursos cada vez en menos manos.

Está claro que las buenas intenciones de muchos gobiernos progresistas, sobre todo en Latinoamérica, favorecen el acercamiento político con el Humanismo. Pero sería bueno también tener claro que es necesario dar un verdadero salto cualitativo en materia económica, política y cultural, para poder salirse de la correntada hacia el abismo que llevan los actuales acontecimientos mundiales. Y en materia económica, no será dentro de la actual lógica del capitalismo que se podrá dar un salto para salir de él.

La oportunidad latinoamericana

En uno de los anexos que acompañan a esta charla, transcribo la ponencia que presenté en el marco del Seminario Internacional realizado hace un año en Santiago de Chile, bajo el título de “Soberanía e Integración en tiempos de emergencia”. Dicho seminario giraba en torno a las propuestas de una Nueva Arquitectura Financiera para América Latina, aspiración de la mayor parte de los países de la UNASUR, y particularmente impulsada en esos días por el Dr. Pedro Páez Pérez, representante del gobierno ecuatoriano. La mayor parte de los panelistas que participamos, coincidimos en la necesidad de avanzar hacia una mayor integración latinoamericana, concretando y potenciando instrumentos como un Banco Regional de Desarrollo, un Fondo Regional y una moneda común para las transacciones regionales. Si bien ya se ha estado avanzando en esa dirección, algunos de los países de la región han demorado demasiado las decisiones relativas a la profundización de ese proceso, y la urgencia de la época requiere de una mayor celeridad al respecto. Contar con una mayor autonomía regional, para financiar su desarrollo sin depender de los flujos de capitales especulativos, debiera transformarse en una prioridad.

América del Sur cuenta hoy con una situación absolutamente favorable, tanto en lo político como en lo económico, como para ser capaz de liderar un proceso de transformación de las estructuras económicas y financieras, y dar el salto cualitativo que el mundo necesita para superar al sistema capitalista. En nuestra región hoy ha pasado a un segundo plano el problema del endeudamiento externo, comparado con lo crítico que hoy resulta ese flagelo para los países del llamado primer mundo. Hoy nuestra región cuenta con una situación de precios relativos sumamente favorable, y tiene el potencial para multiplicar su producción. Y sobre todo nuestra región hoy cuenta con gobiernos que quieren avanzar hacia la soberanía y la justicia social, y están dispuestos a poner en marcha un proceso transformador. Es decir, nuestra región tiene una enorme oportunidad, pero también será necesario clarificar el rumbo para evitar quedarse empantanados en un reformismo que no logre superar al sistema que hoy marca el paso de la economía mundial.

Lo que intentamos transmitir en ese seminario, fue que, a la vez de avanzar hacia la nueva Arquitectura Financiera Regional, habría que avanzar hacia una nueva matriz distributiva y hacia un cambio cultural. Porque ¿cuál sería el sentido de contar con recursos financieros propios para financiar el desarrollo, si esos recursos se canalizaran en la actual tendencia consumista de las poblaciones, y con una matriz distributiva en la que los recursos terminan concentrándose en pocas manos? Porque esa es precisamente la limitación que hoy están teniendo las políticas neo keynesianas con las que los gobiernos progresistas buscan potenciar el crecimiento y mejorar la distribución del ingreso. El gasto público que directa o indirectamente va a salarios, se termina diluyendo en un circuito de consumo de bienes y servicios en cuyo precio cada vez es menor la participación del salario y mayor la de la renta del capital. Por lo tanto cada vez debe gastar más el Estado para mantener el nivel de actividad y el ingreso de los asalariados dependientes de dicho gasto. Pero para gastar más debiera aumentar la presión impositiva sobre los sectores cada vez más reducidos que concentran el ingreso, con las dificultades políticas y legales que ello conlleva. Y otra limitación para quienes quieran mejorar la situación de los más desfavorecidos, pero sin modificar sensiblemente la matriz distributiva, es que resultaría imposible mediante el crecimiento del PBI, levantar toda la pirámide de ingresos hasta que la parte más baja tenga una buena calidad de vida, ya que mucho antes de eso colapsarían la provisión de muchos de los insumos, y mucho antes de eso aún aumentarían su precio neutralizando cualquier mejora en los ingresos de dichos sectores.

Desde luego que para modificar la matriz distributiva de manera sustentable, hay que ir por pasos, no solamente por una cuestión de viabilidad política, sino también por la reingeniería que se necesitaría en el sistema productivo, y el cambio cultural que todo eso conlleva. Pero habría que tener claro qué pasos nos hacen avanzar realmente hacia esa meta, y que pasos nos hacen volver al punto de partida.

La situación en Argentina

En otro de los anexos que complementan esta charla, en este caso se trata de la ponencia que presentase en el Panel de Economía realizado en la Cámara Municipal de Sao Paulo, Brasil el 11/06/2010, se mencionan datos estadísticos sobre la distribución del ingreso y la riqueza publicados en un estudio de la ONU, donde se menciona entre otras cosas que solo el 10 % de la población mundial concentra el 85 % de la riqueza, y el 2 % concentra el 50 %, lo que ilustra acerca de la creciente concentración de la riqueza. En el caso de Argentina, más allá de quien haga las estadísticas, se ha avanzado bastante en este aspecto en los últimos años, y sobre todo desde la implementación de la Asignación Universal por hijo, lo que ha llevado la relación entre el decil (10%) que más gana de la población y el que menos gana, a solamente 15 veces, una relación que si bien sigue por debajo de los países con mayor índice de Desarrollo Humano, es el mejor indicador de la región. En el siguiente cuadro se analiza la evolución de estas relaciones según datos del INDEC (información no tan cuestionada como la del índice de precios), referida a ingresos familiares totales.

 

Grupo

Porcentaje ingreso por deciles

Promedio

Decílico

1994

2003

2006

2009

2012

Ingr. 2012

1

1,6

1,3

1,5

1,6

1,9

1.178

2

2,8

2,4

2,8

3,1

3,4

2.138

3

4

3,6

3,9

4,3

4,6

2.865

4

5,1

4,7

5,1

5,5

5,8

3.591

5

6,5

6

6,4

6,9

7,1

4.425

6

8

7,5

8

8,5

8,6

5.378

7

9,8

9,4

10

10,5

10,5

6.564

8

12,4

12,3

12,8

13,1

13,1

8.148

9

16,7

17,3

17,3

17,1

16,8

10.510

10

32,7

35,6

32,1

29,4

28,3

17.650

 

EVOLUCION RELATIVA POR DECIL

2006/2003

2009/2006

2012/2009

2012/2006

1,15

1,07

1,19

1,27

1,17

1,11

1,10

1,21

1,08

1,10

1,07

1,18

1,09

1,08

1,05

1,14

1,07

1,08

1,03

1,11

1,07

1,06

1,01

1,08

1,06

1,05

1,00

1,05

1,04

1,02

1,00

1,02

1,00

0,99

0,98

0,97

0,90

0,92

0,96

0,88

Podemos observar que, si bien en el 2006 hubo un avance respecto al 2003, esto más que nada significó una recuperación, luego de la crisis, para volver a estar en los niveles de 1994. Pero desde el 2006 se sigue avanzando en la mejora en la distribución del ingreso, y sobre todo si comparamos el 2012 con el 2009, allí se produce una mejora importante en los tres primeros deciles, como efecto de la Asignación Universal por Hijo. Sin embargo, si vemos en valores absolutos, a qué ingreso promedio actual nos estamos refiriendo para cada decil, es evidente que más del 40 % de la población tiene problemas con su presupuesto familiar. Y también vemos que la distribución del ingreso aún dista mucho de ser la ideal. Cabría entonces suponer que todo es cuestión de tiempo, y que paulatinamente se podrá seguir avanzando; pero es acá donde queremos mostrar las limitaciones con las que se va encontrando el modelo keynesiano, que ha servido para mejorar la situación generada por el modelo neoliberal, pero resulta insuficiente para dar un verdadero salto cualitativo en la distribución del ingreso.

Si uno de los factores en la mejora de la distribución del ingreso ha sido la asignación universal, debemos decir que ya hoy significa un gran esfuerzo presupuestario, y difícilmente podamos imaginar que se podría, con el esquema tributario actual, multiplicar por 3 o por 4 veces ese esfuerzo para llevar a los deciles de más abajo a un nivel de ingresos que los saque de la pobreza. Además de que si eso hubiera que hacerlo con una política de subsidios, quedaría aún más en evidencia que el sistema económico por sí mismo es incapaz de resolver la inequidad. Otro factor de mejora en la distribución del ingreso en estos años, ha sido la recuperación del empleo, pero ese recurso naturalmente se agota, en la medida que nos acerquemos a tasas reducidas de desempleo. Se podría pensar que un nuevo factor de mejora en la distribución, podría ser el blanqueo del empleo informal, pero si tenemos en cuenta que en todos estos años el porcentaje no ha variado demasiado, es porque estamos ante un problema estructural muy difícil, relacionado no solamente con una cuestión cultural, sino sobre todo con el creciente deterioro en la competitividad de muchas pymes, que solamente pueden sobrevivir en la informalidad.

Obviamente que no coincidimos para nada con los detractores del gobierno, que hablan de que “el modelo está agotado”, queriendo significar con eso que todo se hizo mal y sobrevendrá una catástrofe. No coincidimos sobre todo cuando desde esa oposición se han defendido las políticas neoliberales. Estamos diciendo que es precisamente el sistema capitalista, aún en su versión más aceptable, la del modelo keynesiano, el que está agotado y no nos permite avanzar más allá de todo lo bueno que ya se ha hecho.

Las propuestas

No vamos tampoco aquí a abundar en detalles, ya que para eso está el libro de Economía Mixta, y algunas propuestas más actualizadas que están en los anexos; sobre todo el referido al “Desarrollo Local y Políticas Públicas”, ponencia presentada en la Universidad Nacional Autónoma de Costa Rica en el 2009, donde se tratan las propuestas para los diferentes niveles. Pero trataremos de mencionar algunos puntos que nos parecen de relevancia.

Avanzar hacia un sistema de Economía Mixta, no significa que el Estado se convierta en empresario, pero tampoco que se quede esperando a que el sector privado y las fuerzas del mercado generen trabajo genuino con una equitativa distribución de la renta. Y si bien existen ya articulaciones sectoriales donde el Estado y el sector privado trabajan en conjunto para potenciar el desarrollo, será necesario avanzar hacia un sistema más integral, en el que todos los actores de la economía puedan coordinarse hacia un desarrollo sustentable y equitativo, que le dé prioridad a las necesidades antes que al consumismo. Desde esta integración coordinada es que se podrán corregir las dos variables más importantes para modificar la matriz distributiva del capitalismo: la participación de los trabajadores en las ganancias, y la potenciación de las Pymes al liberarlas de su dependencia de los monopolios y oligopolios que hoy rigen los mercados. Tal integración, que en la práctica se dará en los niveles locales, deberá contar con un marco adecuado de políticas nacionales y locales.

  1. Políticas nacionales

  • Política tributaria que aumente el impuesto a las ganancias empresariales en tasas crecientes, con destino a un fondo para el desarrollo; disminuyendo el gravamen para la ganancia que las empresas reinviertan en proyectos de desarrollo local.
  • Incremento de la participación de los municipios en el presupuesto nacional, incorporando partidas específicas para el fomento del desarrollo local.
  • Política laboral y societaria que permita la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, y flexibilice la asociación entre empresas.
  • Creación de una Banca Estatal que otorgue préstamos sin interés para el financiamiento de proyectos productivos vinculados al desarrollo local.
  • Política de comercio exterior que priorice la generación de condiciones de mercado para la sustentabilidad de los proyectos de desarrollo local.

  1. Políticas locales

  • Implementación de los presupuestos participativos, aplicando una partida específica para proyectos de desarrollo local, priorizando los proyectos que generen mayor cantidad de empleos formales y bajo la concepción de desarrollo humano. Estableciendo pautas claras de control de la aplicación de los fondos, en función de los objetivos enunciados.
  • Coordinación con universidades, institutos tecnológicos, escuelas y sindicatos, para implementar la capacitación adecuada tanto de los trabajadores, como de los cuadros técnicos, profesionales y empresariales.
  • Creación de un comité por el desarrollo local, conformado por representantes de los trabajadores, desocupados, empresarios, universidades, y gobierno. Este comité no debe ser una superestructura rentada, sino un equipo de trabajo que permita acelerar la sinergia entre los diversos sectores, y planifique las iniciativas para el desarrollo local.
  • Establecer puentes de integración e intercambio con otros municipios de la región, con otras regiones y con otros países, de manera de incorporar adecuadamente las variables exógenas dentro de los proyectos de desarrollo local.

Funcionamiento del Comité por el desarrollo local

El Comité debe funcionar básicamente como un generador de proyectos, un activador de los mismos a través de los diferentes sectores representados, y fundamentalmente un ámbito donde se vayan produciendo las sinapsis necesarias para desarrollar el tejido productivo del desarrollo local. Y es desde aquí de donde debieran surgir y potenciarse empresas en las que los trabajadores puedan acceder a la participación en las ganancias, la propiedad.

En el gráfico que sigue tratamos de ilustrar las interrelaciones que existen entre los diversos sectores, y el entrecruzamiento sinérgico que se debiera producir en el ámbito del Comité.

 

Desde luego que las relaciones que pueden darse son múltiples, en función de las diversas necesidades que podrán surgir a medida que avancen los proyectos. Pero podemos dar al menos algunos ejemplos de las actividades que debieran pasar por este Comité.

  • Analizar las potencialidades de la región, en cuanto a recursos humanos, naturales, capital instalado e infraestructura. Investigar en qué áreas es posible aumentar la producción, y qué otras es posible iniciar nuevos procesos productivos.
  • Analizar la posibilidad de insertar eslabones en las cadenas de valor de los procesos productivos vigentes en lo local o regional. Estudiar la potencialidad del mercado local, nacional e internacional, para los bienes y servicios que pudieran generarse.
  • Seleccionar los proyectos que se consideran viables, considerando la posibilidad de autofinanciamiento local por parte del sector empresario y la posibilidad de financiamiento estatal, para las inversiones a realizar.
  • Poner en marcha la capacitación técnica de todos los niveles involucrados en el proyecto, incluyendo la capacitación de los futuros trabajadores en la gestión compartida.
  • Organizar la puesta en marcha del proyecto por etapas, de modo de permitir evaluar el cumplimiento de cada etapa, y poder efectuar las correcciones necesarias.
  • Recoger la experiencia de las partes involucradas en cada proyecto en marcha, para mejorar los mismos, para analizar el impacto social respectivo, y para optimizar el diseño de nuevos proyectos.

Consideraciones para la puesta en marcha

Es sabido que muchas cadenas de valor comienzan a tejerse en torno a determinadas industrias que operan como “locomotora” del desarrollo; pero para que se ponga en marcha, no se puede depender exclusivamente de las fuerzas del mercado. Si una región tiene potencial para desarrollar competitivamente un determinado producto, en una escala suficiente como para convertirse en motor impulsor de una cadena de valor, es responsabilidad del estado poner en marcha los mecanismos para que ese potencial dormido se despierte. Y eso significa proveer a los actores sociales de información, capacitación, financiamiento, política fiscal y laboral, acceso a mercados, y todo lo que hace a una verdadera política de desarrollo.

Se debiera analizar entonces las potencialidades de la región, tanto para poner en marcha procesos productivos nuevos, como para articular nuevas cadenas de valor asociadas a procesos productivos ya existentes. Luego se debiera conocer el campo de las necesidades y de las motivaciones de los actores sociales, para poder arribar a un proyecto que se monte sobre factores dinámicos. Finalmente, se debiera invitar a esos actores sociales, a compartir el proyecto de desarrollo local desde su génesis, para que lo hagan propio. Y son los mismos actores sociales los que a su vez deberán demandar del estado las políticas necesarias para ir sorteando los escollos, y son también los que deben asumir el contralor para que haya una adecuada y transparente aplicación de tales políticas públicas.

Y es en esta interacción, en la dinámica de la elaboración, puesta en marcha y seguimiento de los proyectos de desarrollo local, que se debe dar la articulación eficaz entre el estado y los actores sociales.

Concluyendo

Mientras no se modifique la matriz distributiva del capitalismo, el mundo continuará sobresaltado por crisis cada vez más profundas y extendidas en el tiempo, y se perpetuará la marginación de miles de millones de personas. Es necesario un nuevo sistema, en el que la prioridad no sea el crecimiento económico, sino el desarrollo racional y equitativo.

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